Que «las mujeres han escrito menos» o «no han escrito lo suficientemente bien como para ser publicadas» son dos sentencias que nos creímos durante mucho tiempo, incluso, en la actualidad hay quienes siguen creyéndolo. Los programas de estudio, la industria editorial, los espacios digitales, los premios literarios y los medios de comunicación han contribuido a fomentar y difundir esas narrativas; no sólo han pretendido descalificarnos, sino decirnos cómo pensarnos a nosotras mismas, borrando y ocultando, de manera sistemática, las creaciones de las mujeres.
Sin embargo, las mujeres hemos resistido y desafiado los valores estéticos impuestos por el supuesto canon literario —más bien patriarcal—, para hallar nuestras propias manifestaciones sobre las múltiples opresiones que enfrentamos, pero también sobre los mundos y posibilidades que imaginamos, los cuales, innegablemente han estado ligados a las condiciones materiales en las que vivimos y escribimos.
Hubo un tiempo en que firmar nuestras creaciones con nuestro propio nombre fue risible y hasta peligroso, así que optamos por otorgarles el carácter anónimo, emplear el nombre de algún varón cercano o utilizar un seudónimo masculino, con tal de salvaguardar la integridad. Hoy, hombres sin escrúpulos, ayudados por el sistema, usurpan las experiencias de las mujeres, se burlan de nuestra condición y, como parte de un montaje comercial, por el ansia de acaparar para los suyos todo premio y reconocimiento en cuestión, utilizan seudónimos que se asocian a mujeres, banalizando nuestras luchas, pero, sobre todo, vaciando de sentido político nuestra escritura/resistencia.
Debido a ello, desde este Comité, nos presentamos como herederas de una genealogía de escritoras. No somos huérfanas, recordamos con valentía y asumimos la tarea de dar testimonio de sus resistencias y rupturas con el canon literario. Estamos inconformes con el sistema de becas y premios meritocráticos, clasistas y patriarcales, cansadas de sus oportunistas discursos de igualdad, a los que ya no les creemos. Hoy denunciamos el acoso hacia las mujeres, presente todavía en los espacios que ellos se empeñan en llamar “seguros”. Para nosotras, la escritura es una manera de dar cuenta de nuestra existencia individual y colectiva, por eso seguiremos creando formas de habitar este mundo y vivir en libertad, a pesar de que se empeñen en asesinarnos material y simbólicamente.
Ante la situación en la que nos encontramos, hemos creado el Comité de Matriarcadia y organizado Imaginarias, Premio Nacional para Mujeres Cuentistas de Ciencia Ficción, para reivindicarnos como creadoras, pero, sobre todo, por la necesidad de evidenciar la escritura de las mujeres mexicanas dentro de los géneros especulativos, además del deseo de organizar un premio desde y para nosotras, habitantes del territorio mexicano. Este premio nació como una urgencia, pues basta con revisar cuántas veces las mujeres hemos ganado alguna distinción en estos géneros y, cuando así ha sido, observamos que se han ignorado las experiencias no hegemónicas y fuera del canon.
En este país, las mujeres no destacamos en los géneros no miméticos, hemos sido excluidas de los espacios creativos literarios tomados por los hombres. Estos lugares no están libres de violencia, puesto que se minimizan nuestras experiencias por considerarlas alejadas a sus visiones, como si las mujeres no pudiéramos imaginar o lo que imaginamos no tuviera valor.
Nosotras, el Comité de Matriarcadia, nos posicionamos políticamente como mujeres feministas, nos reunimos, organizamos, establecemos diálogo y hacemos público este premio que nos permite reconocer y valorar el trabajo de nuestras compañeras. Habrá quien no coincida con nuestra preocupación y demanda, y lo respetamos, puesto que esta visión representa nuestros ideales y nos responsabilizamos por ello, pero este premio es para las mujeres que les interese participar y echar a volar la imaginación, para quienes confían en que las utopías un día serán topías.
Finalmente, cabe decir alto y fuerte, no necesitamos que escriban sobre nuestras experiencias, necesitamos espacios desde nosotras, para escribir en libertad, expresando nuestro habitar en este mundo y en los imaginados.
Desde el Comité de Matriarcadia, las y nos reconocemos como escritoras e invitamos a todas las mujeres a tomar la palabra y crear sus propias historias para sumarse a este premio. Tengan la seguridad de que sus obras serán leídas con respeto y sororidad.